Lilith en el Mar Rojo


BEGOÑA CALLEJÓN











Anselm Kiefer



Soy el trozo de tela que está a la izquierda—Un vestido sucio—Alambre de acero sobre lienzo—Junto a mí otro vestido—Largo—Blanco—Tiene un mechón de pelo—Sale del cuello y llega hasta los pies—Esos que no tenemos—Porque tampoco tenemos cabeza—no tenemos lágrimas—Estamos pegadas a una superficie—Inmóviles—Cubiertas de ceniza—Plomo—Los materiales nos dan forma—Nos hacen desear la piel de un animal—Y amanece el cansancio—Es una forma—

            de decir
                 de hacer

El cabello está compuesto de proteínas que se agarran a nuestra garganta—Un conjunto de lípidos viajan hacia el umbral—Buscan un anclaje—Oligoelementos instalados en la mano que ahora escribe—Agua que se retira hacia el no-lugar—Pigmentos que perduran—Que dibujan líneas en cada nueva ondulación—Sustancias que abren los ojos—Sustancias que los cierran al no hallar abrigo—Y en ese instante intento girarme—Observar el pelo—Debo dejar de mirarlo—Debo protegerme de alguna forma—Mirar—¿Siempre mirar?—No para de crecer—Crecer y deformarse—Mirarlo me provoca sarpullido—No por la suciedad sino por el pánico—Elijo una forma de hablar—Y hablo en ese tono—Abierto y diminuto—Dicen que toda revelación ha de merecerse—Pero la angustia se va haciendo hueco—El bulbo piloso es el gran observador—Empiezo a sentir nauseas—Las arcadas hacen que mi vestido adopte diferentes formas—Como una bomba de aire—Un corazón latiendo de terror—

Atrapada bajo esos hilos
Todo planea
Se confunde
Se acomoda

Ese manojo de cabello que me hace temblar está ahí desde que yo llegué—Desde que me fijaron aquí—En la superficie fría—En el principio—En los estrechos márgenes—Dicen—Qué—Entre lo propio y lo ajeno hay un centro—Tengo que llegar a él—A la comunicación—Las luces se apagaron hace unas horas—Seguimos en la misma posición—Yo a veces he intentado moverme—Pero no—No tengo piernas para correr—Y—Aunque consiguiera caer de la percha—No tendría fuerza para arrastrarme por el suelo— Soy una simple tela—

Una niña exclamó sorprendida que yo carecía de Él.
Creo que si lo rozase me dañaría. No sé si por una infección. No sé.
En mi cuerpo hay un pesebre, guardo un ajuar.
Mis piernas y mis tobillos son un territorio sin sangre.

Tal vez la niebla oculte mis piernas.
Tengo unos pies ausentes y endurecidos.
La ropa empobrecida.
Y una lengua que carece de sombra.

Quiero hablarte—Quiero decirte que no siento nada—Solo el pelo azabache y dilatado me perturba—Ya no duermo—Mentira—Empecemos por el principio—Tengo miedo del miedo—Yo quiero abrazarte temblando—Soy una boca abierta que quiere explicarse en silencio—Yo no soy acción—Soy pensamiento—Soy el espacio abierto—Todo lo que fuisteis—Mi ilusión: actuar—Dejar el tejido intacto—Tejer otro lugar—Con el único impulso de perdurar—

Khaite y phobos se aproximan sin agredirme—Es el dolor—Las nauseas vuelven—Creo que lo huelo desde aquí—Lo siento—Es oscuro—Nada hay especial en mi—Solo un aprendizaje—La experiencia transmitida—Me desprendo del yo—Me desprendo del nosotras—Lo que pienso se transforma en fragmentos—Cada vez es más difícil el grito—

Un relámpago deja ver los edificios de la ciudad—La ventana está al fondo del pasillo—Me gustaría tener boca para comer melocotones recién cortados—Quizá tengo hojas de higueras sobre las manos—Quizá—Si lo tragase—Si lo verbalizase—Pero no tengo voz—Alguien tiene que ayudarme a desnudar mi estómago—

Cuando un museo se queda vacío una ciudad florece—