Tributo a Perceval ÓSCAR PIROT 1) Si
hiciéramos un recorrido puntual por la historia de la literatura
para delimitar las escenas más enigmáticas, inquietantes
y estéticas de la narrativa occidental, no exageraríamos
en decir que, curiosamente, una de esas escenas estaría situada
a más de 800 años de distancia. Me refiero a aquella en
la que Perceval, apoyado en su lanza, se queda totalmente embebido
viendo esas tres gotas de sangre sobre la nieve que le recuerdan el
rostro de su amada. Dicho momento está recogido en la obra
inacabada de Chrétien de Troyes titulada precisamente Perceval o
El cuento del grial, que data del año 1181.
2) Si pudiéramos de algún modo transmutar esa visión en un esquema poético, el resultado sería más o menos el siguiente: Tres
gotas de sangre sobre la nieve Tres Tres gotas huellas de sangre que delatan en el campo nevado …el vuelo… 3) Es decir, el rostro
tipográfico de la amada confundiéndose, a manera de
disolvencia, de parpadeo simultáneo, con la disposición
de esas tres gotas producto de una oca herida:
Cuando Perceval vio hollada la nieve sobre la cual había descansado la oca, y la sangre que aparecía alrededor, se apoyó en la lanza para contemplar aquella apariencia; pues la sangre y la nieve juntas le rememoran el fresco color de la faz de su amiga, y se ensimisma tanto que se olvida; porque en su rostro lo rojo estaba colocado sobre lo blanco igual que aquellas tres gotas de sangre que aparecían sobre la nieve. (Chrétien de Troyes) |