Texto en marcha

CARLOS BUENO VERA










RECUERDO IGUAL QUE RENIEGO. RECUERDO CÓMO RENIEGO DEL CALOR DE UNA MANO,
MARCA SIEMPRE DELEBLE, Y LA APARTO. LAS MANOS, VIOLENTAS, Y LAS RAMAS: RECUERDO,
ESCRIBO, BEBO VINO



1. Todo se puede perder siempre.
Y por eso amamos.
Por eso lo intentamos.
Observamos juntos como arde toda la fruta pasada de madurez en piras funerarias.
Luego el humo continúa con su ascensión.
Suenan las campanas que doblan a medianoche y la suerte está echada: la
conversación comienza y nada volverá a ser lo mismo.

2. Tus emisarios: el canto de los pájaros en mi ventana.

3. Escribir a la bodega. No llega el pedido de vino; en casa, escasea; mi preocupación aumenta.
Escribir en una bodega podría ser una solución a todo; por otro lado, las bodegas
son de olor profundo: pareciera que todas las barricas y las botellas estuvieran abiertas, en
esa mezcla a vino, humedad y tierra; dudo que, con ese olor tan intenso, que embota, se
pueda escribir nada: lo insípido, lo neutro, le va bien al momento de la escritura. La música
muy baja o cierta tranquilidad que tiene que ver con los ruidos de la naturaleza o de la
ciudad: los pájaros piando o el paso puntual de una moto o un coche; el sonido del
murmullo propio de la calle. Pero si hay mucho más ruido, la concentración se desbarata.
Lo insípido y lo neutro permiten lo frágil de esa concentración.
(Releer a Omar Jayyam. Y volver a aquel primer libro que desbordó la catástrofe:
ese libro febril de la adolescencia. Un libro que trata sobre el vino.)

4. 1. Registro de un despertar. Observar cómo se abre una flor; observar escondido un
baño al aire libre de la amada, ella nos ve (sabe que estaríamos allí) y sonríe (no te sonríe:
sonríe a su bella desnudez).
Es el baño de Diana. Los mirones, los curiosos. Los que siguen aunque estén saciados y
hartados.

4. 2. Registros de muerte accidental. Observar la variedad. ¿Quién murió primero? Elpénor,
“Ill fate and abundant wine”; “el hado adverso y el vino abundante”, según Pound. Fue él.
Pero la gente sigue muriendo. (Escribir tres veces, una detrás de la otra, la palabra
“muriendo”. Eso es comenzar a fingir. Arte de la risa.)


4. 3. “Hay una pretensión fundamental de la escritura ya desde los egipcios: la de registrar.
Desde entonces nada se ha olvidado y todo se fija al ser registrado.” (Canetti)
Registro y repetición. Listado de repeticiones. Bebo más vino. Pienso en lo cómico
como pirueta sobre lo insalvablemente trágico de la soledad; de lo exagerada y
lastimeramente trágico de la trágica soledad.
(Buscar un disfraz de Pierrot para las fiestas de Santa Brígida.)

5. “Es posible que todas estas palabras sean un telón detrás del cual la función se estará
representando siempre.” (Blanchot)
El toldo a rayas del mercader, extendido, caído, para tapar la fruta y la verdura del
sol, para sobrellevar el calor. Es para evitar que se reblandezcan y se derritan como la cera,
dice.
El descifrado: las palabras son el toldo, la fruta es el paraíso, la verdura es la
vegetación del paraíso, más humilde.







HACER CUALQUIER COSA POR LO MERAMENTE DESTRUCTIVO, POR VER LA DESTRUCCIÓN
−FALTO DE CONFIANZA, TODO JOVEN DESPRECIA−: DA UN GOLPE AL ÁRBOL, A LA TIERRA,
EN LA BOCA −CON LA PALMA ABIERTA−



1. Camina sin cura. Recoge piedras. Sólo cuando falla.

2. Moradores, rastreadores, amantes perversos, toco vuestros labios partidos, comedores de fruta.

3. Soy las sábanas del futuro, blancas y sucias. Soy las antorchas del camino, apagadas. Soy el río legamoso
de las osamentas y el perro sediento junto a la puerta.
Y en el sueño, el muerto camina hasta el lago, se baña y se ríe con estruendo.
De qué sueño hablas.
De mi sueño.

4. Pensar en la posibilidad de un amante quebrado y/o quebradizo. Un amante siempre
azulado, amoratado.

5. La escritura se pliega, como una tela que al flamear por el viento muestra
momentáneamente el cuerpo de lo que se ama, desnudo.

6. El problema del entusiasmo es que para hacerle honor todo el que participa de él debe
estar siempre en la cúspide de lo que propone. Si no, hiere.

7. Hay siempre un tentempié perfecto para cualquier descanso durante la excursión en el
campo: un huevo duro. Para las muchachas altas, dos. Para los anchos de espaldas o de
buena envergadura, también dos. Aquí o más adelante, este descanso, este tentempié
también es o será necesario.
Eres un anciano. Eres un charlatán. Eres viejo. Apestas.

8. Como todo lo que vale la pena, el diccionario es infamia y maravilla y genera una
fascinación tal que sólo siento exaltación cuando pienso en ese libro, siempre por escribir,
inseguro y dubitativo, que se comporta con seguridad como si lo tuviera todo, como si
estuviera terminado y fuera definitivo.

9. Fragmentos, notas, estudios; anexos y suplementos; todo por evitar el carácter
conclusivo al que aboca a veces la escritura. Por evitar el verso como piedra que se pone
sobre la mesa. Por evitar la palabra que miente. Porque qué otra cosa puede ser ya.
Aunque la piedra es también guijarro o canto rodado, algo moldeado por el tiempo,
por las fuerzas de la naturaleza, brizna a brizna, parte por parte. Eso lo aprendimos de
Ponge.







DE DESEOS −TODOS ILEGIBLES, TODOS TACHADOS− PARA −SÍLABA POR PALABRA Y POR
TODAS LAS PALABRAS, JADEANTES DE RAPIDEZ− EL CANTO DEL CORRO −DEL CORO− DE
HOMBRES Y MUJERES 



1. Y todos sus hermosos rasgos, ay, sí, tan hermosos, porque se cogen de las manos y cantan, cantan tan
alto, sí, tanto que podría parecer que el corro es un coro; ojalá funcione, ojalá sea, ojalá surja y desplace y
alce, que no quede torcido.
Luego, todos tosen, constantemente; y suenan sus toses sordas, apagadas,
interrumpidas, tapadas, como si se oyeran entre el público durante una pieza teatral, ajena a
ellos.

2. Disfrutas demasiado de la exageración: eres muy joven.

3. Vence el sueño sobre el vino.
Vence el sueño y es sólo de victoria resplandeciente.
Vence el sueño y deja los cuerpos en el agotamiento, a la puerta del dormir.
Vence el sueño y, al mirar hacia el futuro, todo queda pospuesto.
Vence el sueño y las articulaciones del cuerpo se doblan todas a una.
Vence el sueño y borra el pasado para siempre.
Vence el vino y todo el pasado que lleva, embriagado de victorias.

4. Que no se abra la caja de trucos a pesar del tono épico para dar forma; pudiera ser un
tono cualquiera… ay, la desconfianza a raíz de lo que uno sabe. De sí mismo, de los demás
y del mundo. La desconfianza ante todo lo que se dice inmarcesible.

5. La victoria de lo onírico sobre el pasado. La victoria del pasado sobre (las posibilidades
de) lo onírico.

6. 1. Me equivoco al leer a Pascal y leo que “J.C. quiere que su testimonio sea la nada”,
aunque pone “que no sea la nada” (las versalitas son mías). Pero lo primero me resulta más
profundo, aunque quizá porque resulta más engañoso por la imprecisión que invoca.

6. 2. “El poder de las moscas; ganan batallas, impiden obrar a nuestra alma, devoran
nuestro cuerpo.” (Pascal)

6. 3. La edición de las Obras completas de Pascal que manejo me dirige a una nota al pie
cuando aparece una cita en latín en el cuerpo del texto: Plerumque gratae principibus vices. La
nota explica: “Horacio, Odas, III, 29: “La mayor parte del tiempo los cambios gustan a los
príncipes” (Citado por Montaigne, Essais, I, 42.)” Pienso que cito una cita citada,
suplemento del suplemento del… etcétera. No son más que remedios sobre carencias.
Luego, también pienso en las (múltiples) corrupción(es) de la cita(s); pienso en las
múltiples traducciones que habitan esa(s) corrupción(es). Y pienso, dejando de lado las
palabras, que se fijaban de un modo y en un idioma en pos de la verdad: qué más da.
Por otro lado, recuerdo que la edición que utilizo tiene una dedicatoria del traductor
de la misma; es una edición comprada de segunda mano y esta edición no está dedicada a
alguien que no soy yo. Leo la dedicatoria: “Para Primitivo, al que quiero desde hace tanto
tiempo que ya debió ser desde antes de conocerte. Con un fuerte abrazo, Carlos” ¿Murió
Primitivo (qué fabuloso nombre; nadie con ese nombre debería morir nunca) y sus
familiares se deshicieron de la edición o, quizá, él mismo vendió su edición dedicada por el
traductor, que lo quiere, en un momento de necesidad (por cuatro duros, en cualquier caso,
que es lo que a uno le dan por un libro de segunda mano) o quizá por puro desdén (no le
importa un libro que nunca leerá, ya sea porque no encuentre tiempo o por desinterés; y es
un grueso volumen de las obras de Pascal que ocupa mucho espacio en la estantería)? Y
pienso, en el fondo, no tiene importancia y a nadie le importa nada de todo esto.
Y, no obstante, no deja de ser curioso; y vuelvo a Horacio a través de Montaigne, a
través de Pascal, a través de Carlos R. de Dampierre, su traductor, descorriendo una cortina
tras otra, atravesando una capa de tierra tras otra, en un agujero cada vez más profundo, y
recuerdo: los cambios gustan a los príncipes.


7. El eco de todo lo desaparecido; el eco, de todo lo desaparecido.
Según Ponge, nada se crea de la nada; eso dice, según Demócrito y Epicuro.

8. “Incisos, tatuajes, incrustaciones”; “el elemento del contagio, la circulación infinita de la
equivalencia general remite a cada frase, cada palabra, cada muñón de escritura” (Derrida)
Auspicia, auspicios; augurio.
“Prince amer de l’écueil” (Mallarmé), príncipe amargo del escollo, repito, en
castellano.

9. Tocan a rebato, tocan siempre a fin del mundo.