Sin título


OLALLA CASTRO









I

Todo intento de nombrar
es sacrificio.
Por eso
hay que ser oquedad,
abandonar la blancura
como código.
Poblar el balbuceo,
habitar lo negro
con este cuerpo-enjambre
que baila entre el espino.
Ser solo zumbido
alrededor de los huesos.
Danza que va
del hueco del panal
al hueco de la lengua.








II

El sacrificio es
pasar a través del bosque
como a través de una garganta.
Dejarse masticar por esto verde.
Buscar en la corteza
lo dañado y su estirpe.
Ser murmullo de muchos
alrededor del fuego,
sílaba primera
que solo en la repetición
se vuelve huella.
Pronunciar el conjuro
es buscar un nombre
a los dioses sin ojos.
Coronarte con flores.
Dejar caer la túnica.
Ofrecer tu carne blanda
a quien no puede verla.
Entender
que también para maldecir
hay que postrarse.