Poco Lázaro


ÁNGEL CERVIÑO









[La máquina de la suerte]


La máquina de la suerte funciona a base de dependes y días de asueto / también admite saltitos a la pata coja / de esos que solo nos llevan hacia los flancos / en las épocas de escasez se alimenta de tareas de poca importancia (aunque así nunca va a ser exacta) / en sus calderas puede avivar pequeñas hogueras con camisas de serpientes o maromas embreadas (cuidando de no hacer combustión en la beatitud agreste del cercado) / al final del invierno puede parecer un armario con las puertas abiertas abandonado entre las zarzas / cuando organizan sus encuentros y se reúnen varias máquinas de la suerte / suelen contratar coreógrafos para mejorar sus maquinaciones / y acaparar todo el olvido que nos llueve sobre la espalda (sobre todo si está disponible también como autocastigo) / las verdaderas máquinas de la suerte cuando se agachan son mirlo por dentro / pueden mostrar adormecimiento y rodillas de odalisca las más lentas / no sería prudente calificarlas de Budas solteronas / se irritarán aunque solo sea a medias / a la hora de enumerarlas habrá que tener siempre en cuenta aquellas cualidades que varían según la dirección en que son consideradas / y descontar -por razones profilácticas- el suelo excrementicio de todo proceso metabólico.


EL VAGABUNDO QUE VIVE EN EL SÓTANO DE LA CASA DE MI MADRE: ese final estaba cantado / de niño ya corrías tras los lindes del aguacero / y con el paso de los años te has especializado en fingir escapadas por la tangente / siempre tan enclenque como el hijo de un levantador de piedras / te he sentido crecer en nerviosismo y capilaridad / te he oído rezar a lo improbable / y pedir clemencia a desconocidos malencarados / te he visto hacerte el dormido en un círculo de piedras (mientras desde arriba gritaban ¡eres un consentido!) / así como una sima bajo el agua provoca en la superficie remolinos / una mala postura del alma puede enturbiar el sonsonete del mientras tanto / agüeros y trabalenguas que con esas manos de lagarto arpista nutrías de euforia / sin obtener apego a cambio / así amaina el besuqueo o está torcido / cuando los deseos se sientan a conversar ya no hay quien los encienda / si admitimos que proliferar es el goce del esquema habremos de concluir que su inacabado alimañarse siempre se carga a cuenta / y tú ya eras equidistante en el patio de recreo / ¿un disfraz que se lleve durante mucho tiempo  / sigue siendo un disfraz?

MI MADRE DESDE EL TENDAL DEL PATIO: dejadlo estar /es poesía de datos / la emoción no apremia.






[Ruido secreto]


Patapúm / el mundo suena / canturrea sus décimas y a las horas da la fiebre / despacha un colibrí en cada aliento / relincha sus álgebras campo a través / ceba las trampas de pasos con festividades locales y trajín de pájaros / con pequeñas dosis de inexperiencia calcula el morse en los aleros / desviste a los aspirantes (sin un ¡oh! ni un ¡ay!) / ataviado de madrastra puede bailar la noche entera / no le molesta improvisar / pero las tres personas del verbo fueron húmedos hocicos en el hueco de su mano / suele graznar con desgana si el fin se acerca1 / o marcar los tiempos con golpes de pecho fingiendo extraviarse / y entonces hay que correr sin preguntar.


UNA CABEZA RODANTE (Baja la loma cantando): échale semilla a la maraca pa que suene.






[No pide nada]


- No pide nada el acróbata que pestañea antes del salto.
- Porque en la grada se encogen de hombros los familiares.

- No pide nada el suicida que hace equilibrios sobre un taburete cojo.
- Porque el maquillador le lee los labios.

- No pide nada la rama que juega con el peso del pájaro.
- Porque en los giros del viento agradece el esfuerzo organizativo de la clorofila.

- No pide nada este labio-piragua para distancias suficientes
- Porque ¿qué sabe el remo de itinerarios?

- No pide nada la visita nerviosa que no se decide a irse ni a quedarse.
- Porque mostrando el forro y las costuras da por desactivado el disfraz.

- No pide nada el que reclama estar soñando los sueños de otro.
- Porque mientras hablamos su colección de bastones en el trastero ramifica.

- No pide nada el espejismo invisible.
- Porque raramente les encuentra utilidad a los apetitos.

- No pide nada la plomada azul del mediodía
- Porque carece de premeditación su añil taoista.

- No pide nada el niño títere.
- Porque en el pupitre esta mañana fue un viudo escarmentado.

- No pide nada el ogro que muestra al sonreír patitas de jilguero entre los dientes.
- Porque no siempre es el ratón el que hechiza a la sierpe.

- No pide nada un Robespierre decapitado en figurita de porcelana.
- Porque Maximilien fue un niño pausado, razonable y laborioso.

- No pide nada la musa de los mendigos que cantan ebrios.
- Porque al final del programa un clown repite todas las escenas parodiándolas.*




Nota


[1] El fin del mundo se anuncia con unas notas de cha-cha-chá por la megafonía / en los prados las vacas arden sin pestañear.





[Textos inéditos, pertenecientes al próximo libro: Poco Lázaro]