1)    desciende las uñas hacia la tierra para señalar el camino. la dirección no es limpia, más bien significa una posibilidad no apocada, más bien una intención deliberada hacia el interior de un pedazo de tierra exudante, cortado a modo de tarta, o como se visualizaría en un libro de texto plano, bidimensional. desciende donde restos de materia orgánica (hojas), cáscaras de huevo secas y el reposo tranquilo de algún animalito en deceso, tal vez pececillo o tal vez carpa que tal vez una vez quiso una niña

2)    toca las uñas con la tierra húmeda, como instrumental. se hunden, entra primero la dureza de la piel gruesa y luego la carne, diminutas piedras rozan, se clavan. también puntas de la materia orgánica (hojas) son la incomodidad, naturaleza que nunca fue creada para ser suave. sus contornos están habituados a la defensa de las sustancias tóxicas pero es un veneno materno, una acogida. a las uñas les parece bien, no les afecta, es una violencia bienvenida. hay un sí al aguijón del insecto, un sí a la sustancia lechosa, un sí a la columna vertebral del pececillo en deceso. afirmación toda, bienvenida toda

3)    [en algún rincón del cerebro suena Arvö Part, hay una leve colisión de la mente ante la perspectiva del hundimiento de la mano, no importa]

4)    atrás queda el pececillo (en deceso). la tierra parecería sólida pero es un trozo de tarta. o en realidad una esponja, amoldándose al movimiento de la mano como la vagina húmeda ejecuta el movimiento de la contracción / como cueva negra o como atisbo de cueva negra. ya los nudillos todos han entrado al completo, ya quedó atrás el asombro del contacto primero, ya en realidad sabe la mano lo que busca y lo que recuerda sabe, porque esa mano fue un día cresa, porque un día esa mano regresó de la oruga, porque el pececillo está en deceso, porque estar en deceso sea tal vez esta mano o un revés. porque tal vez esta mano sea toda vida y sea la cresa voladora, o la silueta lanuda tierna sinuosa entre la hierba amable sobre la tierra esponjosa que es un pedazo de tarta formado por materia orgánica (hojas secas) que juega a ser espino, entre los restos del pececillo o carpa

5)    la mano ya está dentro. juega y sabe a dónde se dirige. ése es el humus terrestre, la incógnita que sola se resuelve, paladeando la oposición del sol mientras se abre al sol

6)    oruga lanuda se contonea en dirección a la mano [perspectiva aquí de observación (¿se le atribuirá también, tal vez, un hundimiento? ¿habrá en la mano un mapa, trozo de tarta para ella?)]

7)    hormigas. un grupo aislado de decenas de hormigas en movimiento nervioso ven en la mano un mapa trozo de será tarta? o tal vez montañuco?

8)    oruga lanuda sabe o no sabe que la tienen cercada pero podría o no puede ir más rápido. definitivamente no aumenta el ritmo.

9)    hormigas se abalanzan sobre la oruga, hacen falta muchas para reducirla pero son suficientes y su ahínco es notorio. la oruga se sacude incombustible ante la emboscada, paulatinamente reducida, las hormigas sagaces la depredan en su secuestro

10)    nada en la naturaleza es inocente

11)    incluso los ojos más vidriosos (aquellos que se dirían permiten traslucir el sol) contienen el mal

12)    aguarda la mano su posición inerte en la tierra-tarta. pasan para la mano las estaciones. no se dijo antes pero este manual comienza en verano. la velocidad de descomposición en esta época del año es aceleradísima

13)    invierno es ahora. la mano ha ido desintegrándose con el tejido orgánico de la tierra-tarta. Algunos huesos operan como cartel de ahí estuvo una mano, de ahí sigue estando de algún modo. en su esencia, marfil. las uñas se han extendido unos milímetros. donde antes había carne ahora hay larva. donde antes había carne ahora hay inicio. lo que antes fue un cerebro sintiente de duda ahora es desprendimiento

desparramados sus interrogantes sobre una nebulosa de raíces, huesos y minúsculas personalidades.