Manspreading


ÁNGELO NÉSTORE










Y entonces sucede
cada vez que en el autobús me siento a tu lado
y tú sin pensarlo recoges las piernas,
te haces más pequeña hasta parecer una larva.

No nos conocemos
pero no es necesario.
Tampoco nos tocamos.

Nadie pronunciará una sola palabra en el trayecto:
sé que en tus ojos habita ese cansancio milenario
de quien crea el mar y luego naufraga,
pero de repente parpadeas
y con un gesto rápido esquivas la idea.

Hay algo que tú y yo sabemos
aunque, repito, no nos conozcamos
y tiene que ver con la historia de mi cuerpo,
con el patrón de mi piel que se repite.