Los rincones malvas


BLANCA MOREL










se posó la mariposa en mi muñeca
qué bonita es me dije
y descubrí que era un cadáver

uñas mordidas cacharritos y zapatos de charol
calcetines de perlé camisetas interiores
un babi de rayas un uniforme gris 
llavecitas de diarios nunca escritos
en un libro una rosa muerta de mamá
una colección de chicles masticados
un lazo en la espalda y unos zuecos
bolsas de pipas y horchatas
geranios en la terraza regalices
picaduras de abejas y polos derretidos en las tardes
la huella del sol en las encías y el frío en la lengua

inmóvil me rodea una hueste de animales:
cangrejos de río gusanos de seda hormigas medusas
un conejo despellejado por la tía moscas mosquitos caracoles
piojos codornices pollitos y el tótem de una hiena

en el centro de la luz hay un desagüe
donde la polilla marrón vomita
y de tanto volar en círculos
a nada retorna

con tus ojos ciegos
asomada de puntillas
a mis ojos
alargas la mano hacia
la florecilla que asoma
pero del horizonte la mariposa colosal espesa el aire

la polilla eleva de mí su pleura
y en la pequeña hoguera de tus manos
sobre incienso y mirra
la danzante se inmola

llenas de gozo tú, la que fuiste, los rincones malvas
bajas la mirada y acaricias a un ser de barro
que se forma
se está formando