Kilómetros de costa


PABLO LÓPEZ CARBALLO










Con Paula González de la Peña y José Manuel Gil



I


Mapas llenos de cables. Ruido de lápiz sobre la piscina. Las advertencias de las vacaciones: dobladillo afianzado, tránsitos y caricias casuales, niños difusos, amores técnicos, tópicos mal adheridos al cuerpo y fanáticas confesiones en aparcamientos. Dejarse llevar en los escritos burocráticos, llenar de dibujos las instancias, desplegar imágenes escabrosas en los proyectos, cartografiar poemas. El médico sabe lo justo para no abandonarme, como un espía olvidadizo. Calzar dos números más para ocultar los pies. En la comida somos un divertimento para las avispas. Los biógrafos se van quedando sin datos, poco a poco, antes de comenzar. Al margen de la dureza de la diosa de los movimientos es una historia de desapariciones más que de nuevas experiencias.





II

Frases precipitadas en la ventana. También escribir en el cansancio de las palabras. La escena es rural: hombres acodados hablando desde la barriga, señoras de refresco en la mesa. En el barrio samplean gárgaras, sintetizan palabras generales. El aliño tiene versimilitud con la fumigación. Está vendiendo flores en la puerta y solo piensa en ir con ella. Vadea en aduana. Las de retinto comen piedras, vigilan la almadraba que va al agua. Me acostumbro a su voz de pastora apagada por la cerveza. Llueve en casa y fluctuamos con cubos. Júbilo sin raíz. Gritamos en diferentes partes del río, de una orilla a otra. Confío en que la calma absorba todo lo que queremos decir para que la sintaxis se ajuste al llegar al mar. Las respuestas pasan buceando de tanto en tanto y las piedras cortan con precisión el agua. El mar es a lo terrestre lo que los jardines son al futuro. No se sostienen las teorías por la noche, la única plausible es la de los celos. Ella era supersticionista, vendía supersticiones a los que buscaban algo que les fuera detrás.





III


El tiempo se percibía de manera diferente cuando en la esquina encontrabas la ferretería especializada en cuestiones eléctricas. Había cierta seguridad en la ciudad cuando sabías que cualquier cable que necesitaras estaba en la ferretería especializada en cuestiones eléctricas de la esquina. Confío en el sistema métrico decimal y en la intuición de mi glotis. Concepto volcán. Tarde de puentes, cangrejos y dudas de camaleón. El traductor caza moscas sin salir de su cuarto. Yo sigo a las moscas, les pongo espejos y obstáculos, ciclos y bucles. Observo cómo, exhaustas, logran zafarse de mí o dejan de existir. Charca experimental. Se rompió la rama que tenía el fruto y el pequeño ratón se ahogó en la ensaladera. Comer es como votar todo el tiempo.





IV

Piratean la técnica del vuelo y quieren que les pagues por su mierda. Les obligaría a beber sin aterrizar. Imita el canto del gallo desde la noche anterior y algunas notas son coincidentes. Mientras dormíamos comenzaron los procesos de incubación. Planteo cuestiones aburridas, como las que se siegan con la impaciencia de la hora de comer. Las teorías aparecen sin que nadie las incite y nos dedicamos a borrarlas. Las temporalidades súbitas nos delimitan. Temas de repertorio. Somos negligentes no cuantificados. Las cosas que ocurren en voz baja deben cantarse en voz baja. Delirar es lo que ahuyenta el miedo. Allí donde talan los árboles es donde dejó su destino, ahora arrastra troncos buscando un bosque. Todo cambia hacia el lado contrario y nos acomodamos chocando y a destiempo. Gritos en el río que buscan la forma de una botella. Es lo mismo abandonarlos a todos que transmitir pasiones dialogadas para confundir, secretos cifrados. El fluir tiene el germen que tarantuliza la mecánica amorosa y simplifica el resto. Arriesgar con la flor entre dípteros, coleópteros y germinaciones.





V


Palabras libres de reclamación. Esperando la tormenta, como todos los días. Para no incurrir en problemas con derechos de autor hemos cerrado las minas. ¿A quién le tocará el entierro?, ¿quién comerá los higos y amanecerá en el desierto?, ¿qué intención particular ha despertado hoy a los gallos? El sueño es una estación con sus engendros y sus muertos, su inicio difuso y su precipitado final. Algo suena en el río. Filman a los músicos atrapados en el verde. Aprenden, para el futuro, la conservación de la carne. Otra escena de avispas, ahora con abejas. El porche —escenario con profundidad— es el lugar de las disecciones. En la parte de atrás asistimos a la resurrección.





VI

Acariciamos cuerpos fríos y ausentes con la delicadeza y precisión del crecimiento de la hierba y la desmedida vehemencia del nacimiento de un arrollo. Cambia la literalidad de su mirada, hace incisiones en las palabras como L.F.

Largos corredores de humo bloquean los vuelos. Las cigüeñas entregan, cifrados en el interior de botellas, mensajes de siglos pasados. Nuevas profesiones con futuro: coleccionar picos de botella y de cigüeña. Construir noches con ellos. Apuntes didácticos, escenas declamatorias. Dejó su arpón sobre la mesa. Le salían aletas por los laterales. El verano y sus líneas secantes, la trayectoria de las estrategias del arte y ciertas formas de contemplación agrupadas fuera de lo observado. Maquilla el último principio: literal.




VII


Hago el truco de los dedos. Me salé muy bien pero todos miran de reojo hacia otro lado. Ruido de brasas, el poeta es un pirómano, ¿bajo qué signo perderemos esta vez? No consuela nunca la respuesta. Locutores de dramas convincentes venden el sol. Conversaciones telefónicas con desconocidos. Observar tumultos comiendo helado en cientos de kilómetros de costa. Regiones donde cosen. Por ejemplo, el nueve de junio cosen en público, cunde el tricotado: estilo continental, ajuga recta, dedos en las puntas. Las escandinavas tejen con agujas circulares y se reservan con el crochet tunecino. En América se estropean continuamente el túnel carpiano. Las páginas de la revista abrieron el diálogo. No hay segundas intenciones, solo escuchan una de cada dos. Concluir por ingenio garantiza una rápida demostración de estar en lo cierto, equivocado o las dos cosas. Cabo de la Plata, pesco de noche, despacho de día. Oiga, el camarón, la delicia de los mares, fresquito y bueno. Levante la mano y se lo llevo. De pronto el mar en silencio. Caer de oído es más provisional que la titularidad del agua. Se firman unos a otros con tatuajes. No se conjuran en lo que perderán, se hacen promesas sobre lo que no tienen. Comenzaron a construir Nueva Babilonia sin importarle mucho a nadie. Linternas con detalles.