Jorie Graham, dos palabras y un ángulo
[¿es posible aludir a la superficie absoluta?]

FRANCISCO LAYNA RANZ










Cuando tenía siete años dibujó una moneda amarilla más grande
que sus brazos.
Tenía tres caras
y dos cruces.
Era la oposición
a lo entero.

Esta es la carta que Jorie Graham escribe a Joyelle McSweeney:

“Veo que ya no usas corbata, Joyelle. Espero que te guste este preludio.
Es una progresión geométrica.
Sé que a menudo intentas
lo repugnantemente bello,
el exceso y el vacío,
todo
en un plano, trance,
sonido y razón.
Tres, seis, doce,
veinticuatro.
En la oscuridad el placer
encierra eso que hay adentro,
doblemente oscuro”.

A Jorie Graham de este borrador solo le gusta que no use corbata. Mejor entonces abandonar la carta o convertirla en gusanos, de seda o del arroz.

¿Quieres café? Está caliente. Rae sostiene el cazo con un paño de algodón. En sus manos los dedos son cuarentena.
Bienaventurados
los que cocinan con las manos fracturadas.                            
Bienaventurados
los que vendieron sus manos.
Bienaventurados
los que rezan desnudos y tiemblan en la tilde
del frío y en la doble oscuridad.

En el más allá hay líneas.
Dos líneas paralelas se encuentran en un punto futuro.
Dos semirrectas de vértice común indican presente.

Todo está en peligro, excepto esa unión angular,
lenta, apenas audible.

Dos líneas más, únicamente dos, y pongo fecha y firmo.
Lo prometo.
           
Mi ángel custodio vive en ese ángulo sucio. En escritura, es palabra lo que aparece entre dos espacios en blanco.

Me dicen los amigos que en esa pausa potencial también hay pena de sentido.
Los creo.

“Querida Joyelle: ¿cómo te encuentras?”

Yo descendía por una gran avenida.
No había nadie, solo yo y las palabras.
A doscientos metros vi un hombre parado.
Di media vuelta, aterrorizada. Grité.

El duelo por la muerte de mis padres
y mi enfermedad me han hecho mejor.
¿Qué significa me han hecho mejor?

No hay alma sin cuerpo y
no me gusta lo que escribo
ni tampoco besar la calavera.

“Querida Joyelle. ¿cómo te encuentras?”

Es sencillo preguntar por el estado de alguien, concurrencia, hallazgo.
También es sencillo
lo que no continúa.
A mí me lo parece.

El ángulo de contacto es la forma que toma un líquido
cuando entra en contacto con un sólido.

En la actualidad 7.300 millones de personas viven
y trabajan en sólo el 7,6% de la masa terrestre.

A partir de este dato quisiera volver sobre el ángulo sucio y la pausa potencial.
Lo que sucede en la superficie.
Y los que definen ‘dicen que el ojo
es más nuestro cuando está cerrado’.
Es un buen ejemplo de la correspondencia
entre materia y lo constantemente incompleto.

26 de septiembre. Estoy aquí, mi amigo, escritura heroica y extravío. Déjame tocarte fundamento, espuma, mi hueco.

En 1955 Le Corbusier escribe “El poema del ángulo recto” para inaugurar un tiempo nuevo, un plazo, un relevo. Ejecutor del mundo contemporáneo.

Por cada ángulo yo sirvo lo que sobra del encuadre, agradezco a los huesos, vierto sal y me despido.

En 1997 publiqué The Errancy. En aquel año decidí aborrecer la contemplación. Hoy, con estos gitanos alegres, cualquier claro en el bosque es un oráculo.

El paralaje es el ángulo formado por la dirección de dos líneas visuales de un único objeto desde posiciones distintas, no alineadas con él.

¿A cuento de qué este concepto de la astrofísica? Ya lo dejé escrito en el poema “The Turning”: ‘luego campanas de iglesia dividiendo
en dos y tres grupos
la bandada’.

Máxime cuando hay una guerra entre lo singular y lo plural.

Fabio Bondario se ofreció a lavarme la ropa.
Me dejé.