Hoy es aniversario de.

LLÁMAME LEO (INMA BERNILS)








Sube la presión, y mi cuerpo convulsiona, expulsando de la carne la violación del alma. Suerte que tengo una boca para dejar salir por ella el frío de esta cueva. Ahhhhhhhhh.
El cuerpo es una piedra. O el cuerpo es una cárcel. Pero el cuerpo es una carretera por la que salir. Carretera y manta. El cuerpo corre. El cuerpo suda. El cuerpo llanta. El cuerpo es una ventana a través de la cual. El cuerpo abre. Ventila. Desagua. ¡Fiuuuu! Soy la volada.
Aumenta el dolor. El cuerpo revienta en llanto como una bombona de butano y cuando estalla mi alma respira. Por fin libre sobrevuela valorando los daños sobre la zona de la catástrofe. No se lamentan heridos de gravedad. No hay víctimas mortales. ¿Supervivientes? Todos extraños. Se mantuvieron firmes, como piedras. Yo... no quería ser esto en que me he convertido. Los seres queridos son ojipláticos no dicen nada no gesticulan no se espantan no resuenan ante el estallido la erosión es interna.
Termina el terremoto y un silencio terrorífico deja la tierra yerma. Qué miedo tienen todos de lo que no comprenden. Qué miedo si la tierra se levanta, si el suelo se mueve.
El suelo se mueve.
Es el silencio después de la calma.
Hay una bestia celebrando con Baco, bebiendo el tuétano de cada ser angelical. Las parasita, y no hay fenómeno más tiritante que ver cómo ese falo envejecido se levanta sólo ante la hembra prepúber gotea balbuceante arremetiendo contra la boca de la infante y todos miran hacia la puesta de sol señalan la cara sonrosada de la niña la señalan y no dicen nada. Si se hubiera puesto remedio antes. Si la lefa amarillenta hubiera sido devuelta a su dueño con un bisturí que rebanara desde la polla hasta el cuello nada de esto habría acontecido.
Hoy es aniversario de.

La vida
arrebatada del cuerpo.