Hay algo que habría de hacer y que no hago


ALMUDENA VEGA









No es eso. Trato de conservar mi cuerpo en buen estado. Quizás esté muerto, no lo sé.
Hay algo que habría que hacer y que no hago. No me lo han enseñado.

Michel Houellebecq

Nakiketas dijo: ¿Quién, entonces, conoce dónde está Él, en quien todo
desaparece y en quien incluso la muerte es absorbida?

Katha Upanishad





Conservar el cuerpo no es estar vivo,
no lo sé, de algún modo era algo aceptado;
procurar mantenerse con vida para semejar la idea.
Esta mente es la piedra que me hizo caer del Reino,
incesantemente busca asimilarse a la grieta
para empujarlo todo dentro.
Apenas rezo: haz de mi cabeza un estuche para un nombre
ahí está Dios, nombrado, almacenado como una orilla, y aún continúo:
amigo, mi cráneo está expectante de gráciles pasos a tu forma
una estructura inimaginable de sosiego y guirnaldas perfumadas.
Una noche junto al lago manoseo y exprimo los líquenes milagrosos,
ajustados, como alcanzar un recuerdo que no existe
cerca de la vegetación, por siempre, lo semejante al triunfo
donde las palabras se extenúan en manos.
Pero tú Nakiketas, entregado en sacrificio por tu padre,
con tus ropas de brahmín y tu niñez inmóvil
conversas con Yama, la muerte,
ha venido a tu casa, te dice: el alma tiene el tamaño de un pulgar,
vive en el pecho y se alimenta de miel.
Dice: te concederé mujeres, riquezas, Reinos,
pues incluso la muerte ha de hacer ofrendas
cuando un brahmán entra a su casa.
Pero tú, Nakiketas, lo rechazas todo, porque todo
mora en Dios, incluso la muerte. Nakiketas, tú
renuncias al mundo y, miles de años después,
aún hay algo que habría que hacer y que no hacemos.
Dime Nakiketas, nos hemos derramado del pecho como estrías,
qué ha pasado Nakiketas, no puedo imaginarte tan pequeño
y prodigioso, quién es Él, Nakiketas, quién es, responde,
dónde está aquel lugar en el que también la muerte es absorbida.