Fragmento

CHANTAL MAILLARD










Soñé que rajaban en la espalda a un feto de seis meses antes de colocarlo como un injerto en el vientre abierto de una madre-niña.
 
Soñé que alguien había muerto y que yo sonreía. Me soñé entre cuerpos desnudos que sonreían. Soñé que alguien, llorando, venía a abrazarme y que ante su dolor no convenía sonreír. Soñé que aquello no iba conmigo, o no del todo, o en otro tiempo.
 
Soñé que viajaba y me encontraba con estatuas desnudas que eran hijos de alguien. Soñé que era terrible ser estatua viva habiendo muerto. Soñé que no me incumbía. Que el dolor era algo con lo que yo contaba desde el inicio.
 
Y algo, por encima, se sosegaba. Por encima de toda superficie (donde se sobrevive), me desocupaba.