Estatua arterial


ÓSCAR PIROT









Desasida de fronteras, ni lumbre
ni lluvia ahogada en la ceniza. Palabra
que desdice su sabor a carne, solar
moneda de imantados sedimentos. Ojos
en blanco, brazos extendidos, estatua
arterial bajo el vudú de la embolia. Boca
torcida, dromedarios de arena, trapos
de piel en hemisferio derecho. ¡Sean
fuertes! -murmurabas con disecada
voz. Ni la nieve ni el fuego lograban
despertar tu rostro, apenas le sembraban
caricias insensibles, garabatos donde el mundo
coaguló tu mirada.

Muerta viviente/ Viva murtiente
Zombi de ti misma, profanaste el anverso
de tu nombre hasta volverlo una cifra
astillada. Llevaste en ti las llaves que abrían
un cerrojo de vocablos, incendiaste la sombra
hasta volverla tu imagen.

Paisajes vedados, luminosas mareas, piedra
sanguínea en parálisis musical.

 Más allá de mis manos
(puerta y ventana), fuiste espejo trizado,
intacto reflejo de la noche.