En paz


J.L.M. MALLADA










Sangre y cauces convocan
a los interlocutores, mientras
que por su parte aquellos rezos
y colibrí despejan del todo
el horizonte.
Convidado en el hálito, lo celeste,
como otra vereda más, otra ensenada,
otro vehículo, con qué delicadeza
al rendirse hace entrega de sus
pulmones al visitante recién llegado.
Por cuanto una vez que se
ha pedido permiso a la esencia
necesaria, la dirección del color
amarillo intenso insemina
enseguida el espacio.
De escamas y anillos, serpenteo,
la reviste poco a poco su entendimiento.
Basta procurarse instrumentos,
consulta, terneza y a efectos:
el poner cuidado de lo que es
cerca y junto.
Por ello, tras la limpieza minuciosa
con copal me aseguré de que
el aire circulaba correctamente
por el vástago y el cabezal negro
de obsidiana
Entonces volviera contigo pasos
atrás a la edad de un bebé
Así traes tu sentir, veces y veces,
voluntad que se interna en la chanupa
como al lado de las hogueras de
las manos protectoras, la carantoña,
el cobijo, ante la memoria del padre
cosmos y de los abuelos ancestros.
Hasta revestirme por entero
de ese soplo curativo al regreso.