El tiempo tras una cortina la piel

GIOVANNI COLLAZOS









Brisa la cama de un cuarto los libros despliegue trazos corto el cabello agua el cuerpo muy mesita de noche muy de escritorio el necio los colores contando lunares comúnmente dormía comúnmente pectoral y tu cabeza perforando el hueso inconsciente de tu ahí estar sin querer siendo no oscuridad con todo el gotelé cayendo Escher en mis ojos nuevos vaso emocional profundo embarque las constelaciones en una guitarra eléctrica de cansancio la respiración supe de nuevo sin ver azul es por dejarse ir tan cholo de mi cerro agita ser miedo largo lazo blanquísima su piel tan ojeroso libre de no dormir viento anaquel las pestañas y tú perforando la tierra acumulación de rocas en restaurante hindú esparcen ya no se sabe qué beso impregnado por oriente por camisa de fuerza por tikka masala sabor de trasatlántico para tu nombre así fue bienvenida desorden a las cuatro de la madrugada y a las doce de un medio día perenne en el ruido de un ventilador de letras lleno de paraguas para tu sueño y te parece mejor mi latido que la almohada desentornillo la inteligencia de mi rostro la identificación es un plano de metro en una palabra tuya fluyen palpables mis dedos despreocupados de pezones que retrasan las conexiones inalámbricas para que los barcos desnudos jueguen a los guardabosques como los niños chimenea camiseta de camarero que preguntó dónde se fugaron los platos para que su sur ya no comiera y el azul fue respuesta para el surtidor boca celuloide.


Desandar el lunes sin labios pretorianos en la espalda domador de éxodo ciclo vía en territorio ajeno a tu acantilado trabajado de playas recorre canto y su capa solar de laderas tributarias alucinado alunizado alunesado burguesmente en tu predilección así sea poblador político bolsillamente vacío toma el adagio por la calle leal principio sin holgura revístete de hombreexprimido sal de la lengua acomódate lector en la clase social sin hacer ruido nadie será tú viste el azul y lo extrañas un martes helado sin su voz si la sientes bien miras camino sigues por qué no sabes ocurre tendones inaccesibles afluentes sin boca sin ojos sin algas mujer mi rostro mi capilar mi eclosión en su cuaderna profundidad en presunción del espíritu el silencio es un pálpito de claveles manojo de tu ida distancia palabra inmolada al verano y su frío de miércoles así con arbustos sonrío decolonialmente muy pluvial mi refulge tu resonar mejilla en toda la semana tu aterrizaje tus movimientos marítimos la razón sin sentido del vuelo ya ves voy suelto lanzo y no mido el trayecto de una instalación tímpanos en tu pecho roedores en el coral y los cóndores quedan orfebres estomacales aquí bien estar la incisión de este ruido la corteza vuelvo hacia dentro extraño sortilegio en esta inflexión del cuerpo ay tu aliento incrustado cerebro elástico en al azul tendido en la ternura.