El ombligo del mundo

RAQUEL RAMÍREZ DE ARELLANO








HTH (hand-to-hand combat)
te crees el ombligo del mundo
cuando bailas un vals vienés con un puñado de ratas.
Sabes que las cloacas están repletas de ciervos
que extirpan espigas de los oídos con pinzas de metal.
Te crees el ombligo del mundo,
                nene de color betún,
                    lagarto picaflor, aventurero
pero sólo tienes dos dedos de frente
y un ancho bolsillo para guardar enjuagues en la comisura -caliente- de los labios.
Lo siento.
No he dejado de arrojar gasolina en el suelo de los aparcamientos subterráneos.
Ayer encendí un cigarro de cobre en el sótano dos.
Se armó una buena: desalojaron la planta de Oportunidades.
No te enteras de una mierda y hablas mucho,
hablas por los codos.
Te crees el ombligo del mundo.
Te crees el púgil número 2 de Full Contac de tu barrio
y eso, pasajero, va a costarte un ojito de la cara.
Sólo me salen cosas muy imprecisas desde que odio el cosmos,
desde que vivo en la arcada constante.
Lo siento-ahí-te crees el ombligo-
y no tienes los pies en la tierra-
haces acrobacias galácticas-del mundo- en los desfiles,
estás en las nubes.
Baja
toma asiento en la butaca,
comienza el espectáculo,
arde la noche-lo siento-el ombligo del mundo
no está a la altura-se ha transformado en caballo,
-sin pelos en la lengua-
y eso te va a costar un ojo de la cara.

El arte de escribir tan rápido como se habla es el antídoto.
Cómprate una pluma nueva en el bazar del ombligo del
                    mun
                      do,
             Jenofonte.

Perdona -víscera de oro-
tú querías tener un saco de boxeo
y yo me conformaba con salir del país de los pronombres,
perdona-estoy harta de hacer el amor como un árbitro,
perdona-te crees el ombligo del mundo sin madre,
no tienes ni idea de lo que significa nacer en este,
no tienes ni idea de hacer circunferencias sin compás,
no tienes ni idea de lo que significa declarar en un juicio
delante de una ameba cristiana
rodeada de moscas color verde botella ocho días antes de parir,
perdona,
no tienes ni idea de lo que se siente cuando desaparece
-tu hijo-
cuando desaparece-tu otro ombligo-
el ciclo de la vida se interrumpe y acude solícita una bandada de gansos
que estira tus piernas como un tirachinas y prende la cerilla
-¡carne para otro incendio!-
Tu vicio es el trasplante de corazones,
te crees el ombligo del invierno y
en este cadáver no cabe nadie más.