De la serie “Alquimia del vuelo”


ÓSCAR PIROT 










Admira el arte del arquero:
                                                           no toca el cuerpo y rompe corazones.

Poema anónimo hindú


*

Atravesada por flechas
la carne se llena de vuelo.


*

No es la flecha sino el vuelo
lo que perfora el corazón:
mi pecho es un nido
de pájaros muertos
que la flecha imantó en su trayectoria.


*

Mirar al cielo
tensar el arco
afinar los ojos
y en el punto de mira
descubrir que el sol
es una manzana
[ciega]


*

Alrededor del cadáver:
ángeles carroñeros
saetas sonámbulas
plumaje de insomnio
manchas de tinta
relámpagos ciegos:
los cuervos.


*

En el lanzamiento la flecha
   va encarnando a la herida
      va sangrando en el aire
          un chorro de luz.
              Va enterrando ya el pico
                    en la carne del ciervo
                         va astillando los huesos
                              de alguna gacela.
                                   Va volviéndose parte
                                        del mismo temblor
                                            del cuerpo que en breve
                                                 será abatido.


*

La tensión del arco
el hilo de cáñamo estirando el espacio
la mirada oliendo la muerte a distancia
el milagro latiendo en el paisaje
y el sudor entre los dedos
del trozo de madera
respirando como una
gallina astillada.


*

En el trayecto de la lanza
va la prolongación del brazo.
Es una extremidad
que nace del impulso
y de la que se desprende
el cuerpo del cazador
que goza en primera persona
la virtud del desmem
                                  bra   miento.


*

Con el carcaj ya vacío
he agotado las posibilidades
de acertar en el blanco.
Sólo quedan las palabras
para enterrar el vuelo.




(Del libro El ejército ha huido, de próxima publicación)