De la serie “Alquimia del vuelo” ÓSCAR PIROT Admira el arte del
arquero:
no toca el cuerpo y rompe corazones. Poema anónimo hindú *
Atravesada por flechas la carne se llena de vuelo. * No es la flecha sino el vuelo lo que perfora el corazón: mi pecho es un nido
de pájaros muertos que la flecha imantó en su trayectoria. * Mirar al cielo tensar el arco afinar los ojos y en el punto de mira descubrir que el sol es una manzana [ciega] * Alrededor del cadáver: ángeles carroñeros
saetas sonámbulas
plumaje de insomnio
manchas de tinta
relámpagos ciegos:
los cuervos.
* En el lanzamiento la flecha va encarnando a la herida va sangrando en el aire un chorro de luz. Va enterrando ya el pico en la carne del ciervo va astillando los huesos de alguna gacela. Va volviéndose parte del mismo temblor del cuerpo que en breve será abatido. * La tensión del arco el hilo de cáñamo estirando el espacio la mirada oliendo la muerte a distancia el milagro latiendo en el paisaje y el sudor entre los dedos del trozo de madera respirando como una gallina astillada. * En el trayecto de la lanza va la prolongación del brazo. Es una extremidad que nace del impulso y de la que se desprende el cuerpo del cazador
que goza en primera persona la virtud del desmem
bra
miento.
* Con el carcaj ya vacío he agotado las posibilidades de acertar en el blanco. Sólo quedan las palabras para enterrar el vuelo. (Del libro El ejército ha huido, de próxima publicación) |