Sueños


CORINA OPROAE



V.



te despiertas en medio de la noche y lloras sueños que todavía habitan dentro de nombres ahora olvidados. no necesitas ya borrar los rastros. las lágrimas ahora se te han secado. te levantas y andas en silencio dentro de tantos sueños hasta alcanzar la sombra del árbol de la vida y tocar las raíces del árbol del saber. pero no intentas entender lo que es vivido. te estiras a soñar los sueños viejos de nombres que alguna vez lo fueron todo y ahora son tan solo destellos del pasado. la vida va y viene y queda en la memoria aquel rumor de nombres que fueron tu alegría. no duele el recuerdo. ya solo duele un nombre que nunca apaga el sueño donde la vida se vive a sí misma, un nombre donde el duelo mastica la ausencia. y sabes que es tu nombre.


antes vacío vacío después


(De Mil y una muertes, La Garúa Editorial, Barcelona, 2016)

VIII.



soñaste un sueño que te bastó para plasmar una isla, una isla como un abrazo fulgurante que encierra el estremecimiento de toda la tierra. lo guardas en la memoria y según donde estés, bajas con recelo como si investigaras una gruta o subes anhelante como si treparas una montaña. lo haces cada vez que los espejos incrustados en las pupilas de los demás se empañan con la neblina de tus pensamientos, cada vez que necesitas desesperadamente olvidar tu nombre.


antes vacío vacío después



(De Mil y una muertes, La Garúa Editorial, Barcelona, 2016)

las metáforas

Duermen un sueño profundo

las metáforas. 


Les crecen raíces

que tejen tumbas de poetas

y, alrededor,

en silencio,

en diáfano silencio,

se sucede la vida de los ángeles.


Sé que no hay sueño eterno,

que nunca ha existido.


Pronto,

muy pronto,

despertarán las palabras

de nuevo iluminadas

por la luz del aire 

siempre presente.


Eternamente,

y solo después del día perpetuo 

de la quietud,

volverán a abrir los ojos

las metáforas.


(De Intermitencias, Sabina editorial, Madrid, 2018)

el que solamente me imagina



Hoy guardo para ti

huesos, colas de estrella

al lado del sueño

para poderlos tocar

mientras te espero.

Ya no sé lo que comes.

Ya no sé si todavía

besas los labios del día

al abrir los ojos.

Vivo imaginándote.


Vivo imaginándote.

Vertical a veces

como una sombra alargada

sobre playas pasadas.

Horizontal a veces

como un velo espeso

que cubre peces escondidos

debajo del delirio

de nuestra identidad.


No me atrevo a preguntarte

si recuerdas las mariposas

que traían certezas en las alas.

Hoy han detenido su vuelo.

Inmóviles, despavoridas,

esperan que palpite el deseo.

Mis manos tiemblan

acariciando tu ausencia.


Tu ausencia que es voraz

y tiene tu rostro, y tiene tu cuerpo.

Anoche hicimos el amor.

Ahora su voz anuncia

a la niña que ha crecido

siempre dentro de mi vientre

en una placenta de palabras.


La devoro cada vez que nace

y vuelvo a ti. Está vez será distinto.

Nacerá, crecerá y comerá

huesos, colas de estrella

que guardo para ti. Las palabras

se multiplicarán al infinito.


Tú nunca volverás.

Seré la hija-palabra

nacida de mi propio vientre.

Seré el sueño perpetuo

que desata los significados.

Tú serás el dios insensato

que rompió el hechizo

de un cuerpo por sí mismo

eternamente devorado.


Serás el padre ausente,

que guarda para mí

huesos, colas de estrella.


El que ya no me sabe.

El que me imagina.

El que solamente me imagina.



(poema inédito)

***



En el agua de mis sueños

nadan palabras.

Los peces del deseo

bailan alrededor.



(poema inédito)

a propósito de Bonnard



No bastan las palabras

para desterrar el vacío

adentrado en el agua de nuestros sueños.


A través de su murmullo

sube el silencio a hurtadillas.


Anuncia significados

que estallan en color y nos inundan,

nos vuelven vórtice de palabras

incrustadas en la translucidez del arcoíris


puente líquido que permea el vacío

y nos purifica.



(poema inédito)

logos



Cada noche

camino en sueños

y juego al escondite

con el resto de los mortales.

De día, poco a poco

me despierto y me doy cuenta

de que las calles están casi desiertas

las plazas, cada vez más solitarias.

De noche, sospecho que mis semejantes

por alguna desconocida razón—

permanecen escondidos

detrás de las olas del mar,

de algún rayo de luna,

o sencillamente de un tallo de lirio.

Hoy, llevo más de una hora

buscando a alguien

y no hay ni un alma

aquí fuera.

Solamente yo.

Mi juego ya no tiene sentido

ahora, cuando sé de repente

que no queda nadie

por esconderse.

A la vista,

sólo quedan los sueños,

impregnados en la retina itinerante

de las palabras.



(poema inédito)